Con el tanque M4 Sherman construido en Estados Unidos disponible para las fuerzas aliadas en grandes cantidades, los británicos decidieron igualar su exitoso cañón antitanque de 17 libras con la última versión del Sherman, con la esperanza de que pudieran producir un tanque capaz de desafiar a los temidos tanques pesados alemanes Tiger y Panther. Requiriendo un rediseño bastante significativo de la torreta y con el cañón montado en su costado, los Shermans equipados de 17 libras se convirtieron posiblemente en los tanques aliados más efectivos de la Segunda Guerra Mundial y fueron fácilmente capaces de noquear a cualquier tanque alemán que encontraran después del desembarco de Normandía. Dado el nombre de 'Firefly', los incautos comandantes de tanques alemanes que asumieron que este nuevo tanque aliado era solo un Sherman estándar se enfrentaron a una sorpresa no deseada y rápidamente aprendieron a desconfiar de los cañones de armas más largos de los Sherman Fireflys.